lunes, 30 de noviembre de 2015

Notas a "Los territorios del libro".

Mundillos insignificantes, los libros y afines
Notas a Los territorios del libro. Paradojos, aporías y desvelos  de Manuel Dávila

 
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Artículo reblogeado por  Trama editorial
Artículo publicado en el semanario cultural La Gualdra, 225



  Edgar A. G. Encina



El límite no está marcado por la imaginación o por nuestra capacidad de discutir el tema, tampoco es visible desde la montaña más alta, ni ha sido posible dibujarla en obra cualquiera; Los territorios del libro [Trama editorial, 2015] por los que se pregunta Manuel Dávila Galindo Olivares (Ciudad de México; 1980) parecen ser engañosos. Próximos. Distantes. Similar al juego ondulante que crea una piedra al caer en el agua, la onda se aleja de la roca pero se acerca al sitio desde el que fue arrojada. Distante. La oscilación se aleja creando círculos cada vez más grandes, cada vez más tenues, cada vez más allá. Próximo. El curvilíneo arco se aproxima rápido, feroz, acortando las posibilidades hasta su arribo y -¡pum!- desvanecimiento, dejando un último rastro espumoso.
La obra tiene su propuesta. De entrada no ha caído en el acento académico-monacal de la mayoría de textos que abordan el tema del libro; sus actualidades y devenires, la era digital y las novedosas maneras físico-portables, los lectores antiguos y nuevos y porvenires. Es, a su manera, un giro. ¿Provocadora? Es posible, depende de los anteojos del lector. ¿Propositiva? Obviamente, aunque su lenguaje puede alejar al abrumado que juzgue ver en la informalidad los peligros del opinismo, como en los tertulianos de la tv.
Entonces, ¿cuáles son Los territorios del libro? ¿Si su marca no está diferenciada por nuestra imaginación o capacidad retórico-narrativa, dónde se trazan sus límites? ¿Qué está dentro? ¿Qué queda fuera? Preguntas esenciales que brincan aun sin tener en cuenta lo que ha escrito Dávila Galindo que en todo momento abraza la imposibilidad acechar lo que abarca. Ya porque «la red de bibliotecas públicas [al menos en Latinoamérica] es tan útil como un par de mocasines en un partido de hockey sobre hielo». Ya porque se suma lo sabido por todos, y es « que hace mucho tiempo que los lectores y las librerías andan [andamos] caminos distintos».
Decir que la mejor descripción que se me ocurre de Los territorios del libro es que es divertida y, a veces, desafiante, es algo pero no todo. Divertida por el acento de la redacción. Desafiante por las formas de plantear temas que de otra manera sólo interesan a los insignificantes mundillos del libro, y afines. Prefiero que una breve selección anote –sugerentemente- lo que no alcanzo a decir:
  •  «El futuro no está en Internet, eso seguro, pero la herramienta que moldeará el futuro sí es Internet».
  • «El verdadero trabajo del librero, y lo único que garantizará su existencia en el futuro, es la posibilidad de la venta sugerida, personalizada, arriesgada y con un alto índice de satisfacción».
  • «El conocimiento se ha vuelto cotidiano; me corrijo: el acceso a la información se ha vuelto cotidiano».
  • «Aprender a comprar es probablemente lo más arriesgado en la transformación de las librerías al futuro. Una librería que no tiene los libros que necesita tener es una librería condenada. O tal vez no».
  • «Si pudiéramos convertir al 10% de los usuarios de estas redes en potenciales lectores de libros, estaríamos hablando de florecimiento del libro como medio de comunicación masivo».
  • «Dejaremos el negocio de los libros y entraremos al negocio de los lectores».
  • «La librería del futuro no tendrá quizá libros, pero siempre será quien mejor los conoce, los entiende, los promociona. Extraño pensarlo, ¿no? Las librerías del futuro serán la traslación del pasado a través de la experiencia de un usuario que mutuará y nos marcará el paso para seguirlo a través de estos cambios».
  • «En pocas palabras, el gran problema de vender libros son los libros» (27)
  • «En realidad Amazon no está interesado en ser el asesino del libro físico: su verdadero negocio reside en darles las armas a las personas indicadas y esperar pacientemente a que éstas sean las encargadas de pegarle el tiro de gracia» (30)
  • «El libro no está destinado a la muerte, está viviendo la transformación, y la posibilidad de que esta transformación no permee cada centímetro del continente del libro es absurdo».
  • El contenido es la piedra angular del entretenimiento.
  • «El lector está harto de las librerías, está harto de los editores, está harto de ser el único que no se beneficia comercialmente de esta relación con el libro. El viejo argumento de «el libro vale lo que vale» los ha cansado, los ha enojado y ahora encuentran en los eTailers el arma ideal para cambias las reglas del juego».
  • «Al final, lo que tenemos que aclarar es que, en la dictadura del lector, todos somos una especie en peligro de extinción».

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